El estreñimiento
se define como la evacuación de heces excesivamente secas, escasas en cantidad o
infrecuentes (menos de dos deposiciones a la semana).
Es la queja
digestiva más frecuente en Atención Primaria (AP), con una presencia estimada
del 18%1. Aunque es muy difícil saber la frecuencia real del
estreñimiento, ya que no todos los ancianos acuden al servicio sanitario por
este problema, se sabe que es uno de los problemas más frecuentes entre los ancianos.
Se ha observado que la prevalencia es mayor en mujeres, con una relación 3:1,
situada en un 2,5% en el hombre y en un 5% en el caso de las mujeres, aunque si
se consideran los aspectos subjetivos, ésta puede llegar a alcanzar hasta un 20%.
Asimismo aumenta con la edad (10-30% en personas mayores de 70 años) 2,3
Las causas del
estreñimiento en el paciente geriátrico son muchas y en ocasiones coexisten
varias a la vez. Entre ellas se encuentran: causas mecánicas, funcionales,
farmacológicas, metabólicas y endocrinas y neurológicas.
Hay que señalar
que es uno de los grandes síndromes geriátricos, tanto por su prevalencia, sus
graves complicaciones y sus grandes consecuencias negativas en la vida del
anciano. La principal complicación, que el estreñimiento ocasiona, es el fecaloma
o impactación fecal, caracterizado clínicamente por dolor en hipogastrio y
diarrea por rebosamiento.
Por todo lo expuesto considero que
la enfermería desarrolla un papel clave en la detección temprana de este síndrome,
que en tantas ocasiones, pasa desapercibido. Bien por la propia decisión del anciano
de no acudir al centro sanitario o por el gran autoconsumo de laxantes de los
pacientes geriátricos que este problema acarrea. Este grupo farmacológico es
uno de los más empleados por la población mayor de 65 años, con un consumo
cifrado en torno al 16,3% 4. La enfermera debe asegurar el correcto
seguimiento de los pacientes geriátricos mediante una valoración exhaustiva que
recoja los hábitos de deposición del anciano. Quizás a veces por falta de
tiempo o de costumbre esto no se lleve a cabo, pero esta valoración en muchas
ocasiones evitaría complicaciones innecesarias y en consecuencia la afectación
de la calidad de vida del anciano.
Además, como hemos
podido aprender en clase, en ocasiones el estreñimiento y la infección urinaria
vienen acompañados por la presencia de un cuadro de síndrome confusional o
delirium. Es por ello por lo que la enfermera debe de alertarse ante estos síntomas
y valorarlos, no simplemente asumirlos a un deterioro cognitivo senil.
Bibliografía consultada:
- Juarranz Sanz, MJ. Calvo Alcántara, T. Soriano Llora. Tratamiento del estreñimiento en el anciano. [revista en internet]. Estreñimiento en ancianos. 2003 [acceso el 9 de mayo de 2012]. Disponible en: http://www.medicinageneral.org/revista_58/pdf/603-606.pdf
Bibliografía referenciada:
- Estudio SPOGEN. GUT, 2000,47: supl.III
- Gil MI. Estreñimiento crónico. Guía de actuación en
Atención Primaria. Barcelona: semFYC 1998; 606-610 - Koch T, Hudson S. Older people and laxative use: literature review and pilot study report. J Clin Nurs 2000; 9: 516-25.
- Prieto Lozano A, Wike Trinxant A, Soldado Ordoñez C, Moliner Molins C, Gené Baia J. Uso racional de fármacos en el anciano. Aten Primaria 1997; 19: 96-100
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