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domingo, 20 de mayo de 2012

¿Se puede tratar la incontinencia en el anciano?

La incontinencia urinaria es la pérdida involuntaria de orina a través de la uretra, objetivamente demostrable y en grado suficiente para constituir un problema social y/o higiénico. Representa uno de los grandes síndromes geriátricos y en consecuencia conlleva un impacto significativo en la salud del anciano y en su calidad de vida.

Como señalan algunos estudios la incontinencia urinaria es catalogada, por una gran mayoría, como un fenómeno normal asociado al envejecimiento. Esta creencia hace más lenta la búsqueda de ayuda por parte del paciente, y más difícil la realización de un diagnóstico y tratamiento oportunos. 


En el siguiente estudio: (Contreras,2007),  se pone de manifiesto los beneficios de un programa de reeducación vesical para la incontinencia en ancianos. He decidido comentar esta investigación ya que la incontinencia es una patología tratable en la gran mayoría de los casos. En el desarrollo y el seguimiento de los programas de reeducación vesical, la enfermería adquiere un papel muy importante en el tratamiento de la incontinencia, aportando mejor calidad de vida en el anciano y evitando con ello las complicaciones funcionales, psicológicas y sociales que la incontinencia acarrea. 
En dicho artículo se utilizan las escalas que normalmente se utilizan para la valoración funcional y cognitiva del anciano, las ya conocidas: Barthel, Cruz Roja, Peffeifer...además de un diario de frecuencias (muy útil, como ya hemos visto en clase, en estos casos).

Los cuidados que debe promover la enfermera en el anciano que sufre de incontinencia son los siguientes: 

  1. Habituar al anciano a orinar antes de cada comida, antes de ir a dormir y a intervalos regulares durante el resto del día (cada 2-3 horas).
  2. Asegurar un fácil acceso al baño, eliminando obstáculos que dificulten su desplazamiento. 
  3. Advertirle al anciano de que utilice ropa fácil de quitar y poner.
  4. Controlar la ingesta de líquidos antes de acostarse.
  5. Evitar excitantes (té, café, coca-cola...).
  6. Mantener una higiene correcta.
  7. No administrar los fármacos con efecto diurético antes de acostarse.
  8.  Registro de micciones y síntomas durante un periodo de 3-7 días para facilitar la evaluación (diario miccional). 
  Éstas suponen unas de las muchas intervenciones que la enfermería debe abordar a la hora de tratar a un paciente anciano incontinente. A pesar de la alta prevalencia de este "gigante" de la geriatría, son muchos los casos que pasan desapercibidos, ya sea por verguenza del propio paciente o por la creencia de los mismos a que la incontinencia es parte del proceso normal de envejecimiento como ya he nombrado antes.
En mi experiencia como alumna de prácticas clínicas en el Centro de Salud pude presenciar innumerables visitas de personas mayores que venían a poner remedio a este problema. Me sorprendió que en lugar de realizar una valoración completa del paciente anciano y de establecer unos cuidados como los nombrados anteriormente, el personal sanitario sólo se limitó a prescribir recetas para la compra de pañales sin criterio alguno. Es en estos momentos la enfermería debe de actuar, conformando el pilar fundamental para el tratamiento y el seguimiento de estos pacientes, adecuando un plan de cuidados estandarizado e individualizado para promover la mejora en la calidad de vida desde las 4 esferas: clínica, funcional, social y mental.

Bibliografía:

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