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domingo, 20 de mayo de 2012

La enfermería en la evaluación del deterioro cognitivo

Hasta hace realativamente poco, los cambios referidos al deterioro cognitivo leve se relacionaban directamente con el proceso fisiológico del envejecimiento y se detectaba en estadíos avanzados de la enfermedad. Con el paso de los años, y con el espíritu de mejorar la praxis en lo referente a la geriatría, esto ya no ocurre. Actualmente, se ha conseguido que los estados avanzados de la enfermedad se diagnostiquen de una manera más precoz y por tanto, se consiga una mejora en el tratamiento y cuidados del paciente y de la familia. 
Habitualmente la evaluación clinica de estos pacientes ancianos se realiza debido a quejas de pérdida de memoria por parte del paciente o de la familia. Es por ello por lo que es conveniente que la enfermería lleve a cabo una valoración rutinaria en todo paciente geriátrico con el fín de detectar a tiempo un deterioro cognitivo.

En dicha valoración la enfermera debe saber identificar el delirium de la demencia, ya que puede llegar a confusión si no se realiza una valoración integral y completa del anciano. Ambos cuadros comparten aspectos clínicos, epidemiológicos y patogénicos, incluso pueden aparecer simultaneamente en un mismo paciente.

La enfermera es la clave para identificar las causas que pueden producir el delirium o SCA (síndrome confusional agudo), ya que es una patología potencialmente tratable.


1. Factores predisponentes:
  • Deterioro cognitivo previo
  • Enfermedad grave
  • Depresión
  • Envejecimiento
  • Hábitos tóxicos (entre otros)
2. Factores desencadenantes
  • Polifarmacia
  • Uso de cateter urinario
  • Iatrogenia
  • Restricción física (entre otros)
Como se puede observar muchos de estos desencadenantes son situaciones o acciones que se realizan muy amenudo en los hospitales y estancias clinicas, y que en consecuencia tienen una relación muy directa la enfermería. Un ejemplo de ello son las restricciones físicas (véase anterior publicación). La enfermería tiene la capacidad y la autonomía para, mediante intervenciones en educación y promoción de la salud, disminuir y retrasar la dependencia de los ancianos y fomentar su autonomía. Por ello considero que se tiene que incidir en promover una valoración geriátrica global que determine y detecte los distintos aspectos del deterioro cognitivo y facitile la distinción entre la demencia (SEGG) y el delirium (González, 2003), además de asegurar una buena práctica enfermera con el fin último, como se ha nombrado antes, de salvaguardar la calidad de vida y la autonomía.

A continuación adjunto un documental sobre la enfermedad del Alzheimer, el tipo más común de demencia, exponiendo testimonios reales de cómo viven quienes la padecen y quienes conviven con estos enfermos:


Biliografía: 

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