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lunes, 14 de mayo de 2012

Aproximación progresiva a la movilidad

El deterioro de la movilidad es definido por la NANDA como la limitación del movimiento independiente, intencionado, que padece la persona en el conjunto de su cuerpo o de una o más extremidades.


Es considerado un problema de gran relevancia en la sociedad geriátrica española, tanto en el ámbito individual como en el comunitario. Conlleva una serie de problemas tales como el  inmovilismo relativo o absoluto, el déficit de autocuidados y una mayor dependencia en las actividades de la vida diaria mostrándose estas como predictoras de institucionalización, mayor necesidad de cuidados domiciliarios, mayor tasa de reingresos y de coste sanitario.
La función de la enfermería se centra en aumentar, reforzar, complementar o sustituir la capacidad para desempeñar éstas actividades con el fin último de salvaguardar la independencia del paciente geriátrico.

La valoración de la enfermera del paciente inmovil se compone de:

  1. Anamnesis. Es muy importante valorar la situación basal del paciente, la forma de aparición del inmovilismo y el grado de movilidad.  La escala de Lawton y Brody es una escala que determina si un sujeto puede ser capaz de vivir de forma totalmente independiente en la comunidad, es por tanto una herramienta valiosa para determinar el estado de autonomía del paciente. 
  2. Historia farmacológica.
  3. Detectar posibles factores de riesgo (patología crónica, estado mental, auditivo, visual...).
  4. Analizar los factores psicosociales.
  5. Evaluar las condiciones ambientales.

El plan de actuación debe de ir dirigido de manera individual y realista:

  • Tratamiento de la causa de la inmovilidad
  • Plan de rehabilitación
  • Uso de ayudas y eliminación de las barreras arquitectónicas
  • Prevención de las complicaciones asociadas.
La aparición de UPP es una de las complicaciones más graves en el paciente inmovilizado. Las acciones encaminadas para evitar estas lesiones son las siguientes:
  1. Cambios posturales  
  2. Higiene
  3. Masaje
  4. Almohadillado
  5. Hidratación y nutrición equilibrada

 Las medidas que anteriormente he citado son referidas al tratamiento del inmovilismo, pero existen otras muchas actividades encaminadas a la prevención del mismo (prevención primaria), donde la enfermería desempeña un papel primordial. La labor de la enfermera en el ámbito de atención primaria es clave para promover y preservar un estilo de vida autónoma y activa para este tipo de pacientes.

Referido a esto, diversos estudios consideran que el ejercicio y en general, la actividad física, son el principal factor para prevenir la inmovilidad. 
Los ancianos piensan que los beneficios del ejercicio disminuyen con la edad, pero no ocurre así. La enfermera debe de promover la actividad física e informar a las personas mayores de que haciendo ejercicio se aumenta la capacidad cardiovascular, la musculatura y la densidad osea. Además, tiene efectos muy positivos sobre aspectos psicosociales como la ansiedad, la depresión y la socialización. 
  
Como futura enfermera considero que es necesario estimular a los ancianos a mantenerse activo, mostrándoles las ventajas del ejercicio y proponiéndoles hábitos de vida que encentiven la actividad.

 Bibliografía:

  • North American Nursing Diagnosis Association. NANDA Diagnósticos Enfermeros: Definiciones y Clasificación 2001-2002. Ed Harcourt, S.A Madrid 2001
  • Tratado de Geriatría para residentes [Internet]. Madrid: Sociedad Española de Geriatría y Gerontología [acceso el 14 de mayo de 2012]. De Torres R, Nieto MD. Inmovilidad. Disponible en: http://www.segg.es/download.asp?file=/tratadogeriatria/PDF/S35-05%2020_II.pdf

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