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miércoles, 9 de mayo de 2012

El estreñimiento: un gran síndrome geriátrico

  El estreñimiento se define como la evacuación de heces excesivamente secas, escasas en cantidad o infrecuentes (menos de dos deposiciones a la semana).

Es la queja digestiva más frecuente en Atención Primaria (AP), con una presencia estimada del 18%1. Aunque es muy difícil saber la frecuencia real del estreñimiento, ya que no todos los ancianos acuden al servicio sanitario por este problema, se sabe que es uno de los problemas más frecuentes entre los ancianos. Se ha observado que la prevalencia es mayor en mujeres, con una relación 3:1, situada en un 2,5% en el hombre y en un 5% en el caso de las mujeres, aunque si se consideran los aspectos subjetivos, ésta puede llegar a alcanzar hasta un 20%. Asimismo aumenta con la edad (10-30% en personas mayores de 70 años) 2,3

Las causas del estreñimiento en el paciente geriátrico son muchas y en ocasiones coexisten varias a la vez. Entre ellas se encuentran: causas mecánicas, funcionales, farmacológicas, metabólicas y endocrinas y neurológicas.

Hay que señalar que es uno de los grandes síndromes geriátricos, tanto por su prevalencia, sus graves complicaciones y sus grandes consecuencias negativas en la vida del anciano. La principal complicación, que el estreñimiento ocasiona, es el fecaloma o impactación fecal, caracterizado clínicamente por dolor en hipogastrio y diarrea por rebosamiento.

 Por todo lo expuesto considero que la enfermería desarrolla un papel clave en la detección temprana de este síndrome, que en tantas ocasiones, pasa desapercibido. Bien por la propia decisión del anciano de no acudir al centro sanitario o por el gran autoconsumo de laxantes de los pacientes geriátricos que este problema acarrea. Este grupo farmacológico es uno de los más empleados por la población mayor de 65 años, con un consumo cifrado en torno al 16,3% 4. La enfermera debe asegurar el correcto seguimiento de los pacientes geriátricos mediante una valoración exhaustiva que recoja los hábitos de deposición del anciano. Quizás a veces por falta de tiempo o de costumbre esto no se lleve a cabo, pero esta valoración en muchas ocasiones evitaría complicaciones innecesarias y en consecuencia la afectación de la calidad de vida del anciano.

La enfermería no solo desarrolla un papel clave en la valoración del estreñimiento, sino también en su tratamiento, es decir, en la prevención secundaria. Es fundamental educar al paciente a que adquiera o recupere el habito de defecar con regularidad, insistir en la importancia del tratamiento dietético, como es el consumo de fibra insoluble y no menos importante, insisitir en la realización de ejercicio físico regular y moderado.

Además, como hemos podido aprender en clase, en ocasiones el estreñimiento y la infección urinaria vienen acompañados por la presencia de un cuadro de síndrome confusional o delirium. Es por ello por lo que la enfermera debe de alertarse ante estos síntomas y valorarlos, no simplemente asumirlos a un deterioro cognitivo senil. 

Bibliografía consultada:
Bibliografía referenciada:
  1. Estudio SPOGEN. GUT, 2000,47: supl.III
  2. Gil MI. Estreñimiento crónico. Guía de actuación en
    Atención Primaria. Barcelona: semFYC 1998; 606-610
  3. Koch T, Hudson S. Older people and laxative use: literature review and pilot study report. J Clin Nurs 2000; 9: 516-25.
  4. Prieto Lozano A, Wike Trinxant A, Soldado Ordoñez C, Moliner Molins C, Gené Baia J. Uso racional de fármacos en el anciano. Aten Primaria 1997; 19: 96-100

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